martes, 21 de mayo de 2013

Entre Ríos podría haber sido otro Uruguay...pero por fortuna su suerte fue mejor que la nuestra:


Entre Ríos podría haber sido otro Uruguay...pero por fortuna su suerte fue mejor que la nuestra:



Los británicos planeaban transformar a la provincia de Entre Ríos (Argentina), así como al sur de la Argentina, en repúblicas unitarias "independientes", en detrimento de todo modelo organizacional de corte confederal entre nuestros pueblos del Plata. En el caso de la "Provincia Oriental" lo consiguieron -como se sabe- con total éxito en 1828, naciendo de este modo gran parte de la configuración (aunque con fronteras difusas) el actual Uruguay. Si Entre Ríos se hubiese transformado en una república unitaria, ellos en el hoy (al igual que nosotros los uruguayos), jurarían por todos sus monumentos, símbolos y costumbres que no son argentinos, "que son distintos": "yo argentino no soy", suelen decir los uruguayos, muy convencidos de sí mismos

Los grupos de poder locales que oficiaban de palanca del imperio británico -como se sabe- eran los hombres de la elite comercial vinculados a los intereses portuarios, lo que el historiador Ramos denomina "oligarquía disociativa", (una burguesía meramente transaccionista, servil y subalterna de la burguesía europea, disociada de la producción y del proteccionismo de nuestras propias manufacturas locales), así como los intelectuales afrancesados de las urbes portuarias (Montevideo y Buenos Aires), herederos de un Iluminismo a la francesa al que pretendían transvasar a América del Sur sin afeites de ningún tipo, así como ningún tipo de conexión con la realidad fáctica sudamericana y su empiria cotidiana. Es decir: burgueses y liberales en general, mayoritariamente vinculados a las logias masónicas inglesas, quienes siempre han operado como una fuerza que suscita la fragmentación y el divisionismo político al servicio del mundo anglosajón en el seno de nuestros pueblos.
Son los "unitarios", aquellos que la Sociedad Popular Restauradora de Rosas (la Mazorca) persiguió con justeza en defensa de los intereses del pueblo -de las clases populares- y la no-fragmentación político-territorial de la región años posteriores al fusilamiento de Dorrego por Lavalle. Aquellos que fueron llamados "los salvages [con "g"] inmundos unitarios".

Escribe el historiador argentino O'Donnell: "el enajenamiento del territorio nacional que buscaron las grandes potencias en los países periféricos se realizó, siempre, con la complicidad de aliados internos corruptos o que creían de buena fe que de esa manera accedían al progreso y ganaban un lugar entre las naciones civilizadas, quienes los premiarían por el sacrificio". ("Juan Manuel de Rosas. El maldito de nuestra historia oficial". Ed. Planeta, p. 106.)

El ministro francés Charles Guizot, quien desde su sillón eurocentrista comentaba con acierto sobre la lucha entre unitarios y federales:
"Hay en los estados de la América del Sur dos grandes partidos, el partido europeo y el partido americano; el primero, el menos numeroso, comprende los hombres más esclarecidos, los más familiarizados con las ideas de la civilización europea; el otro partido, más apegado al suelo, impregnado de ideas puramente americanas, es el de los campos. Este partido [los federales] ha deseado que la sociedad se desarrollara por sí misma, a su modo, sin préstamos, sin relaciones con Europa. (...) El general Rosas es el jefe del partido de los campos y el enemigo del partido europeo". (O'Donnell. Ibídem. P. 168.)


No más mentiras sobre la historia de Uruguay
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